Al comenzar el curso, a pesar de tener las ideas más o menos claras de lo que quería hacer, la actividad del huerto escolar me tenía algo preocupada. Creo que es importante acercar a los peques a la naturaleza y a los procesos de crecimiento y cuidado de plantas, flores y árboles.
Son muchos niños y niñas, nada menos que 25, y gestionar una actividad como esta no es tarea fácil. Y además disponemos de muy poco espacio.
Decidí hacer dos turnos de siembra y cuidado. Mientras un grupo se encarga del huerto, otro juega tranquilamente con la arena del patio; únicamente nos separa una red y todo está bajo control.
Hemos sembrando cebollas, brócoli, acelgas y lechugas.Más adelante sembraremos otros cultivos y flores.
Finalmente han sido tres turnos y casi no nos da tiempo a terminar, je, je.
Agradezco desde aquí la gran ayuda de Óscar, padre de dos alumnas del centro, Valeria y Aitana, que nos ha traído maceteros, fibra de coco, vermiculita y plantones de fresas que trasplantaremos en unos días.
Y mientras los demás recogían con la seño Andrea y Mari Luz, Alonso ha regado los plantones.