Los docentes tenemos la “manía” de buscar cuentos para todo. Cuentos didácticos para las letras, para los números, para los conceptos, para las formas geométricas, para los valores, para TODO. La mayoría de ellos sin gracia y sin sentido. Ya hace muchísimos años que renegué de este tipo de historias para utilizar el cuento con un único sentido: el placer de escuchar y de contar. Los cuentos tienen sentido en sí mismos y los tradicionales son una joya que no podemos olvidar.
Pocas son las actividades que crean tanta expectación y que hace que todos los niños y niñas, sin excepción, se queden embobados.
Esta semana la seño Azahara ha debutado como contadora de cuentos con nota alta. Ha contado El lobo y los siete cabritillos de los hermanos Grimm. Lo ha hecho genial y eso se nota en la mirada de los peques.