Hay algo que une a los niños y niñas de la clase con Leonardo da Vinci: la curiosidad. Quieren saber, indagar, descubrir, manipular, abrir, observar… y nosotros los adultos tenemos la misión de dejarlos explorar para que aprendan a equivocarse ya que gran parte de los aprendizajes se consiguen gracias al ensayo – error.
Nos hubiera gustado una visita más larga, así que animo a las familias a volver a ir para que los peques puedan disfrutar de todas las actividades con más tiempo y tranquilidad.