La mayoría de aprendizajes que pretendo trabajar en esta etapa escolar están fundamentados en una metodología basada en una serie de puntos clave: el juego, el aprendizaje significativo (la utilización de conocimientos previos para construir un nuevo aprendizaje), la socialización, el trabajo cooperativo, atención a la individualidad y a las características de cada niño y niña, la experimentación y la globalización (que los aprendizajes estén conectados entre sí). En pocas palabras, esto es el constructivismo.
La experimentación es, desde mi punto de vista, el centro a través del cual gira todo lo demás. Lo que no se experimenta, lo que no se vive es más difícil aprender.Es la forma más natural de aprendizaje. Y el tutor/a se convierte en un orientador, un guia que facilita espacios, materiales, experiencias, etc.
Este proyecto de bichos y flores se presta a la observación, la manipulación, la experiencia. Y eso es lo que estamos haciendo.
Cada uno de nosotros aportamos los materiales que creamos nos pueden servir, desde libros, películas, insectos, lupas, microscopios… hasta la colaboración de padres y madres en el aula.
Esto es lo que hacemos en clase y así es como experimentan: comparan tamaños de caracoles, cuentan las patas de los saltamontes, tocan con suavidad las antenas de los caracoles y se rien al notar como las encogen, diseccionan una flor en sus distintas partes, observan a través de una lupa o vaso-lupa cochinillas, hormigas , dan de comer a los gusanos de seda, etc
Para fijar estos aprendizajes, un cuento no viene nada mal. Marozia, la madre de Diego nos vino a contar uno de mis libros favoritos, “La pequeña oruga glotona” de Eric Carle. Muchas gracias por tu colaboración, Marozia.
En la página de literatura infantil lo tengo referenciado.
https://youtu.be/5Jra9RmQ-E8
Y al día siguiente hicimos esta ficha para que secuenciaran temporalmente el proceso de metamorfosis de la oruga en mariposa. No les costó casi ningún trabajo, excepto recortar para algunos, je, je.